¿Qué sentido tiene intentar llamar la atención de un emperador rodeado de cortesanas? Para Elais, ninguno.
Su vida en el palacio imperial transcurre entre los muros de su habitación y las aventuras en su videojuego de realidad virtual favorito. Nunca ha visto al emperador en persona, ni planea hacerlo. Pero todo cambia cuando conoce a un simpático jugador principiante dentro del juego.
Si no puede vivir una historia fuera de la pantalla, ¿por qué no explorar una en línea? Todo parece perfecto… hasta que un detalle la inquieta: ese misterioso jugador comparte nombre con el emperador.